Las farmacéuticas se rebelan contra Trump por su plan de control de precios

La industria farmacéutica estadounidense ha encendido todas las alarmas tras la última propuesta del presidente Donald Trump: vincular los precios de los medicamentos del programa Medicaid a los más bajos del mercado internacional. Una medida inesperada que, según el principal grupo de presión del sector, PhRMA, podría costar hasta 1.000 millones de dólares en una década y poner en jaque a la innovación.
Aunque Trump ya había insinuado en el pasado políticas similares, su aplicación directa a Medicaid —el programa que cubre a personas con bajos ingresos o discapacidades— ha sido una sorpresa para el sector, que ha iniciado una intensa campaña de presión en el Capitolio. Directivos de las principales farmacéuticas y lobbies como BIO se están movilizando para frenar una medida que consideran perjudicial tanto para las empresas como para los pacientes.
“El control de precios por parte del gobierno podría suponer mayores costes para los usuarios y menos incentivos para el desarrollo de nuevos tratamientos”, afirmó Alex Schriver, portavoz de PhRMA. El grupo organizó una reunión de emergencia para coordinar acciones, mientras que otros ejecutivos realizan gestiones directas con legisladores clave del Partido Republicano.
La propuesta también ha causado división dentro del Congreso. Algunos republicanos, como Brett Guthrie, presidente del panel que lidera las reformas de Medicaid, ya han mostrado su desacuerdo con la “fijación internacional de precios de referencia”.
Por ahora, no hay un proyecto de ley formal, pero el debate está servido. Mientras la Casa Blanca busca formas de financiar su plan de recortes fiscales, las farmacéuticas temen un impacto directo en sus ingresos —que solo en 2023 superaron los 60.000 millones de dólares en ventas a hospitales mediante descuentos— y en su capacidad de seguir innovando.